
En 1972 la doctora norteamericana Francine Patterson comenzó a enseñar el lenguaje de los sordomudos a una gorila llamada Koko. Empleaban las manos, los brazos, el cuerpo y las expresiones de la cara para representar palabras. Unos meses después, cuando faltaban tres días para que la peluda alumna cumpliese doce años, la doctora le preguntó qué quería de regalo de cumpleaños. Koko se lo pensó un poco y dijo: "Gato". Y el día de su cumpleaños Koko recibió un gatito de regalo. Tras examinar detenidamente a su nuevo amigo la gorila decidió que se llamaría Bolitas, por lo visible de sus atributos masculinos. Bolitas fue adoptado por ella como si fuera un bebé.
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